sábado, 27 de febrero de 2021

Alajar













Se han hallado restos de presencia humana en la edad del Bronce en las cuevas  de La Peña.
Según parece 1559, don Fadrique Enrique de Rivera, duque de Alcalá, compraba los lugares de Galaroza y Alájar pertenecientes a la villa de Aracena.
La leyenda de este territorio se hace realidad en la época musulmana, que le bautiza con el nombre de Alájar, “la piedra”, por La Peña. De esta época es el casco urbano más antiguo, típico trazado árabe de callejuelas estrechas y reviradas. En la reconquista, Alájar fue tierra de frontera y litigio entre las coronas de Castilla y Portugal, interviniendo en su toma la orden militar de Santiago, quien la obtuvo como lugar de señorío.  Un núcleo importante se asentó en los Llanos de Orullos, donde se construyó la iglesia
En el año 1702 Alájar se independiza de Aracena. La economía rural se diversificó con un sustancioso incremento de la actividad ganadera y la presencia de comerciantes que eran necesarios "por no producir la tierra para mantener a tanta gente". En 1752 el catastro del Marqués de la Ensenada contabiliza 397 vecinos, y en 1786 el censo se eleva a 1.875.
En 1640 la aldea de Alájar, junto a Aracena pasan al señorío del Conde Duque de Olivares. En esta época, los señores ejercen presión tributaria sobre Alájar, y la misma ciudad de Aracena la presiona en exceso, hasta tal punto que la relación de vejaciones, así como el cobro de los débitos reales y penas, provocaron la huida de varios vecinos a otras partes. Estas razones obligan a pedir continuamente su independencia de Aracena.

En 1857, la rebelión de las minas de San Miguel en Almonaster estuvo protagonizada por naturales de Alájar y fue una revuelta elemental contra la miseria. De esta forma se abren las puertas a un siglo XX donde comienza un proceso migratorio a zonas que ofrecían mejores oportunidades de susbsitencia  que el campo. La  Cuenca Minera de Riotinto, Cataluña o el Levante son los destinos mayoritarios de esos emigrantes.